Paco, es nuestro amable vecino que hasta la primavera de 2015 cultivaba los productos de la temporada de primavera y verano en su huerta y lo hacía como la mayoría.
- Preparaba el terreno: Araba y removía toda la tierra.
- Incorporaba abonos industriales.
- Germinaba semillas no ecológicas y/o comprar plantones.
- Combatía las plagas y enfermedades de las plantas con productos.
El resultado es evidente, mucho trabajo, dinero, esfuerzo y un desgaste del terreno incorporandole sustancias no biologicas:
- Esfuerzo físico.
- Destrucción de los microorganismos positivos del terreno.
- El terreno se vuelve dependiente de productos agrícolas no biológicos.
- Enfermedades y plagas que debe combatir también con otros productos agrícolas no biológicos.
- Desconocimiento total de dónde vienen las semillas, plantones y su calidad (entre otras preguntas desconocía si son genéticamente modificadas o no).
A nuestro vecino le encanta crear un espacio que cuidar y como es muy curioso, nos preguntó al ver nuestra huerta “salvaje” cómo podría él utilizar menos esfuerzo, menos recursos y obtener frutos sanos cuidando del terreno.
Cuando Paco comienza a hacernos preguntas sobre permacultura, huerta biológica, sinérgica o biodinámica,
que no es más que decir lo mismo que huerta natural y en equilibrio, no lo pensamos.
Comenzamos a diseñar su nueva huerta con él, explicándole y haciéndole participante como
lo hacemos nosotros en nuestra huerta y que con menos esfuerzo, menos dinero y más información podrá tener un huerto biodinamico sano y natural, respetando el medio ambiente y creando equilibrio con los insectos y demás animales que viven en él.
¿Qué hizo diferente?
- Construye una vez bancales de 1,2 metros de ancho por 50 cm de alto.
- Hace caminos entre bancales de 60 cm de ancho.
- Incorpora mantillo cedido de un establo cercano.
- Acolcha toda la zona de huerto con cartón y paja.
- Germina semillas ecológicas y locales que le facilitamos.
Un huerto en equilibrio nos ofrece mejores garantías no solo en salud para nuestro cuerpo y nuestro terreno, también menor esfuerzo, menos dinero e independencia y con unos frutos que simplemente tendrás que recolectar y llevar a la boca.
Como podéis ver, este es nuestro vecino Paco y nos cuenta que en esta primera cosecha ha notado buenos cambios:
- Ahorra agua gracias al acolchado que mantiene más la humedad y la retiene.
- No tiene que estar arrancando malas hierbas ni echando productos porque el acolchado lo evita.
- No tendrá que arar más. Sus bancales son como grandes maceteros en los que sólo aporta nutrientes con mantillo.
- No destruye más el suelo ni aplica esfuerzos en arar y abonar.
- En su huerta pueden verse abejas, mariquitas y muchos más animales beneficiosos.
- No combate enfermedades con química.
- Al estar en equilibrio la cosecha tiene mejor sabor, color y sus plantas rebosan salud.
- Ahora Paco, conoce un poco más sobre la tierra, las semillas y sus frutos.
¿Y tu, cuándo empiezas?
A continuación os dejamos algunos recursos que creemos que son de interés para aquellas personas que especialmente están buscando hacer las cosas de otra forma:
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